Desde su mismo nacimiento la Historia, como ciencia social, ha consistido en un relato selectivo de los hechos del pasado, y ese proceso de selección ha estado acompañado, necesariamente, de un componente ideológico y cultural, explícito o tácito. Es obvio que la Historia no puede registrar todos los hechos sucedidos, de la misma forma que los mapas no pueden reflejar todos los accidentes geográficos, hasta el más insignificante detalle, y, por lo tanto, el historiador se ve obligado a seleccionar acontecimientos y a construir a partir de ellos uno solo de los relatos posibles. De esta forma...